domingo, 25 de abril de 2010

El Puig Campana


Terminar abril con esta ruta es un auténtico lujo, la verdad.
Hasta el momento, entre todas las que hemos hecho en la provincia, y junto a la de La Catedral del Senderismo, una de las más espectaculares.
Desde el comienzo y hasta el final, en el mismísimo punto geodésico, todo es subir, subir y subir. Una subida empinada de cojones que te pone las piernas calentitas que ni te las imaginas, colega!!!... jejeje... incluso hay momentos que el senderismo se convierte en escalada.
Pero te compensa con creces cuando contemplas las maravillosas vistas.

Sin duda esta ruta es de las que te hace dar gracias a la Naturaleza por ponértela tan a mano y te hace dar las gracias a la Vida por haberte ofrecido la posibilidad de gozarla.
Sergio, Pablo y yo nos hemos pegado un pedazo de madrugón para llegar bien temprano a Finestrat, desde donde hemos comenzado, más concretamente desde La Font del Molí. Hemos optado por la subida rápida, que no la más fácil, por la Pedrera hasta la cumbre (1.406 mts.)

Unos minutos para comprender que ha merecido la pena el esfuerzo (creo que las fotos son la prueba de ello) y volver a tomar el camino de regreso.

Esta vez la bajada ha sido por la zona de la umbría, algo más larga y algo más cómoda (tampoco vamos a exagerar, que la bajadita ha tenido tela marinera... jejeje) pasando por el Coll del Pouet, después camino del Refugi de J.M. Vera y por el sendero, que aún tiene las huellas del incendio del 2006, hasta la Font del Molí, donde hemos subido al coche y nos hemos ido a toda velocidad (siempre cumpliendo con las normas, por supuesto) a comer con Julia al japonés (me parece que le hemos cogido gusto al dichoso restaurante.. jajaja)

Debo decir que gracias al madrugón hemos disfrutado mucho más de ella; una hora más tarde habríamos sido ciento y la madre, que esta ruta tiene muchos novios y se ha puesto muy de moda.

1 comentario:

F. Belmonte dijo...

Es muy posible que mi hermano meta un comentario y ponga que ha sido una ruta tan dura que en los últimos kilómetros ya no me respondían las piernas y me he pegado un trompazo y cinco tropezones... Podría decir que es todo una asquerosa mentira...
Pero es cierto... jejejeje... Uno ya no tiene la edad de ellos y el cansancio hace mella... jejeje